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A veces la pérdida de la privacidad puede ser devastadora, no sólo para una persona, sino para una institución social necesaria. Un ejemplo extremo es el cuidado de los niños que necesitan protección frente a sus propias familias. Un padre adoptivo recuerda:
"Un ejemplo de los problemas causados por Facebook se dio cuando una joven vio que su madre biológica había comenzado a hablar mal de ella en Facebook. Además del hecho de que ella (la madre biológica) nombró a otra mujer con la que su padre tiene una relación. La hija, que tiene grandes problemas emocionales porque se ve a sí misma cómo parte de todo esto, se puso inmediatamente a destrozar la casa de su cuidador adoptivo... ventanas, puertas... simplemente se volvió loca...
En Internet no hay privacidad. Por ejemplo, hay un chaval joven que tenía un teléfono inteligente. Sus padres biológicos dijeron "Bien, ¿dónde estás?". Mapa de Google: "Estoy aquí papá". Veinte minutos más tarde, el padre está en la puerta principal de la casa de la familia de adopción, golpeando la puerta fuertemente y gritando "devuélveme al niño". La consecuencia de algo así es que los niños tengan que volver a cambiar de casa.
Los cuidadores adoptivos se sienten muy vulnerables una vez que el padre del niño y otros familiares saben donde viven. Podrían tratar de conseguir que los niños dejen sus teléfonos en la planta baja durante la noche cuando se van a la cama. De lo contrario, existe el peligro de que los padres los llamen por la noche. Pero entonces los niños van a decir que al quitarles sus teléfonos se están vulnerando sus derechos humanos. Todo esto convierte una tarea muy difícil en otra aún más difícil".